jueves, 20 de diciembre de 2012

Playlist para el Fin del Mundo


I

No es tarea fácil armar una lista de reproducción que logre simbolizar el fin del mundo como lo conocemos. Lo más probable es que los meteoros no caigan y mañana, entre cenizas que no son, nos hallemos iguales, sin mayor alteración que una resaca. Pero puede que no; se vale jugar a ello. Mas encapsular al Fin del Mundo en un playlist presenta un problema de enfoque: resulta tentador enlistar canciones como “It’s the End of the World as We Know It (and I Feel Fine)” de R.E.M. o “The End of the World” de The Cure, solo en virtud de su titulo. Sería el camino fácil, pero no va de acuerdo a lo que prometí hacer con este sitio, que es ir más allá de esas sendas. Entonces, hay que enfocar de otro modo.

El siguiente playlist es largo, puesto que varias de las canciones son extensas, vastas, como una reflexión mortal antes del apocalipsis. De eso se trata la lista: son canciones que, a mi juicio, crean un momento apocalíptico dentro de la mente del escucha —y serían, por tanto, acompañantes perfectas para la lluvia de fuego (o hielo, uno nunca sabe) que marque el fin de los tiempos.  Por extensión, bien podría ser un álbum doble. No encontraran, así, canciones que aludan al Fin del Mundo en su título, y muchas ni siquiera en su letra. Se trata de un ejercicio en atmósfera, de encontrar lo desolado dentro de lo desolado.

La siguiente lista está asimismo exenta de música clásica. Me vi tentado a poner "Dies irae" de Mozart, pero de hacerlo tendría que poner el Requiem completo. También pensé en Purcell o Tchaikovsky, pero sentí que quedaban muy solitarios entre el mar de música moderna. También he excluido canciones que son terriblemente apocalípticas en un sentido privado, emocional, pero que no expresan un Fin del Mundo externo. Entre estas están “I Know its Over” de The Smiths, por ejemplo. Las pistas que sí incluí no se limitan a cantar las tristezas de alguien, sino a narrar —aunque sea sin palabras— la caída del hombre entero, sin particularizar por completo. He de reconocer que me he inclinado un poco por el género del post-rock y similares, puesto que para mí expresan, de forma que ningún otro género logra, esos instantes eternos y oscuros que componen la tragedia. Pero por supuesto, cada quién es libre de una opinión. Dicho esto, tomen sus paraguas y que vengan los meteoros.

II

Moving Mountains – Aphelion // Una pequeña viñeta mostrando explosiones, terremotos, cataclismos varios, después de una pequeña calma. Esto va en serio, pensamos, mientras el cielo cae y una voz proclama desde lo alto: "Estamos tan lejos de casa...". La canción (nota de maridaje) va tremendamente bien con imágenes confusas de desastres antiguos, en blanco y negro, cuya aparente antigüedad haga resaltar la fantasmagoria incluida en las notas de sintetizador que nos acompañan durante el último minuto. [Pneuma, 2007]

The Cure – The Same Deep Water as You // ¿Rompo mi regla sobre las canciones privadas? Solo un poco. Verán, para mí, "The Same Deep Water as You" sugiere un pacto suicida entre dos personajes; y como ya nos ha enseñado tantas veces la historia (Stefan Zweig, Adolf Hitler, la masacre de Waco), dichos pactos son mucho más probables cuando el mundo parece colapsar encima de quienes los juran. Entonces, dos amantes, una taza de veneno, bajo una noche enrojecida por el fuego. Suena bien. Una relación apasionada, como la de la guitarra y el sintetizador --ambos extrañamente relajados, resignados-- que acompañan a Smith en esta elegía de 10 minutos. Una obra maestra. [Disintegration, 1987]

Antony and the Johnsons – Hope There’s Someone // De nuevo, esta parecería ser una viñeta privada. No lo es realmente. Hay una razón por la cual es tan aludida en las listas de "música más triste", y no es sólo la desgarradora voz de Antony Hegarty. Lo que la letra proclama, sobre un relleno de piano elegantísimo, es el miedo a la muerte --cosa que nos atañe a todos, especialmente ante el apocalipsis. Ojalá haya alguien que me cuide, algo que me reconforte. Pero no podemos saberlo hasta que llega la muerte misma; esa muerte que está encarnada en la segunda parte de la canción, cuando la voz de Antony parece ascender hacia el cielo en una tormenta de piano, abandonando las palabras humanas. [I Am a Bird Now, 2005]

Explosions in the Sky – Have You Passed Through This Night? // Tras el final apoteósico de la pista anterior, tenemos una relativa calma, al principio. Pero es sólo instrumental, en cuanto que el bajo nos arrulla; pues lo que hay sobre él es un segmento de palabra hablada intenso, muy intenso. "¿Acaso esta oscuridad está también en ti? ¿Has pasado a través de esta noche?" Luego viene el crescendo que distingue a Explosions: batería sólida, atronadora como lluvia de meteoros, que opaca a las guitarras y a la melodía en una explosión final de timbales y doble bombo. Variada, oscura, intensa. [Those Who Tell The Truth Shall Die, Those Who Tell the Truth Shall Live Forever, 2001]

Om, At Giza.
Om – At Giza // Pasamos a la vertiente religiosa o espiritual del apocalipsis. La instrumentación repetitiva en conjunto con la pronunciación lenta, extraña, de las palabras sugieren un ritual. Cuando se considera el título, además, la escena cobra significado. No es difícil imaginar gente apilándose codo a codo en sitios de importancia espiritual como las pirámides de Giza (o las de Chichén Itzá, siendo más autóctonos). La línea de bajo tiene un distintivo sabor árabe  que añade a la ambientación religiosa, logrando un trance muy parecido al de antiguas bandas de krautrock, o bien los músicos de rituales auténticos. [Conference of the Birds, 2000]



Radiohead – How to Disappear Completely // Alguna vez Thom Yorke dijo que esta canción era lo más hermoso que habían hecho, y no resulta difícil pensar que muchos fanáticos recurrirían a ella si el momento del fin estuviera de verdad cerca. La canción habla de una técnica de aislamiento que Yorke utilizaba durante la gira de OK Computer para asimilar la fama, pero aplicada a las vidas de todos nosotros representa una experiencia "fuera del cuerpo". Cerrar los ojos y flotar en la completa ambiguedad, la nada, que propone esta canción es en verdad cercano a la muerte --pero no a una desesperada, sino a una que acepta y asimila, o que por lo menos se diluye con dignidad en la niebla del tiempo. Un clásico absoluto. [Kid A, 2000]

A Silver Mt. Zion – Mountains Made of Steam // La primera vez que escuché esta canción, lloré, y eso sólo ha pasado 3 veces. Las cuerdas acalladas del principio suenan a sueños rotos, simplemente. Y la letra lo confirma. "This was our stormy ending / water sank our boats." La voz de Efrim Menuck siempre me ha parecido especialmente efectiva para este drama, pues está rota y desafinada como la de todos nosotros. Y se atreve a llorar. Nos pide creer en la dulzura de la gente, a pesar de todo, mientras los demás miembros de su banda deslizan sus voces tras él en un coro angelical que suena a despedida. Luego viene una explosión de cuerdas y un refrán final, como una canción de cuna para todos nosotros. Todas las canciones de esta lista me llegan profundo, pero quiero esta en mi funeral. Y ya dije. [Horses in the Sky, 2005]

Portishead – Machine Gun // Después de ese viaje por la naturaleza humana más melancólica, bajamos un poco al mundo terrenal. La dulce voz de Beth Gibbons, desolada, contrasta con la instrumentación electrónica y guerrera que dibuja una metralleta, como indica el título. Incluso hay un momento en que oímos sirenas policiacas en el fondo, como recordatorio de que nuestra sociedad no caerá sin una buena pelea. Tan triste como toda canción de Portishead, pero --a mi juicio-- más bélica. Instrumentalmente gris, en el mejor sentido, dibuja una ciudad en ruinas con sólo un toque. [Third, 2008]

Neil Young, After the Gold Rush.
Neil Young – After the Gold Rush // La célebre visión onírica de Neil Young abre con la imagen de los cuatro jinetes del apocalipsis. Pero no los pinta de un modo ominoso, sino ambiguo, sobre un piano que podría parecer incluso alegre. La vocecita alta de Young y el piano ya referido pueden engañar: la letra menciona, con todas sus letras, la explosión del sol y la venida del Juicio Final. Todo esto en imaginería colorida, festiva, que concluye con los elegidos yendo a una nueva casa, lejos de este mundo terminado. Una canción extraña, ambivalente, hermosa. [After the Gold Rush, 1970]

Opeth – Advent // Ninguna lista apocalíptica estaría completa sin metal, y he elegido a Opeth por su habilidad para mezclar los registros caóticos y melancólicos, creando tanto acción como atmósfera. En esta canción específica, se nos narra una historia convulsa, en la que un personaje --o dos-- escapan de un gran desastre corriendo por un bosque oscuro. Buscan llegar a un claro, donde habrá salvación; nunca se nos dice por qué medio vendrá ésta. Los pasajes rudos reflejan la angustia de quien escapa de una muerte segura, y los acústicos expresan la tristeza ante lo que se deja atrás. Y la salvación, parece que nunca llega, que nos decepciona. [Morningrise, 1996]



M83 – Gone // Los instrumentos electrónicos también tienen una capacidad emotiva, y para pruebas me remito a ésta creación instrumental de la banda francesa, en donde estiran las notas de sintetizador hasta su máximo potencial en un intro melancólico, que estalla en un aquelarre de percusión. Pero el sintetizador sigue allí, detrás del ritmo acelerado, tocando esas notas lentas, de tristeza, de esperanzas perdidas. Debido a que es instrumental, todo acerca de su significado es un supuesto, pero el título nos da una pista. Y también el tíitulo de la canción que sigue en el álbum, por cierto: "Beauties Can Die". Así como nuestro planeta. [Dead Cities, Red Seas & Lost Ghosts, 2003]

Giles Corey – Empty Churches // Haciendo honor a su título, esta pista suena como si se le hubiese grabado en una iglesia. Los ecos son tales que distorsionan la intención original de la voz y los instrumentos, si es que tuvieron alguna. El desarrollo musical comienza con una pieza de palabra hablada que cuenta sobre transmisiones con voces sobrenaturales. El regreso de los muertos. El resto de la canción sigue este detonador, haciendo uso de pianos disonantes y percusión electrónica para crear un ambiente sobrenatural. Como Vangelis, pero mucho más amenazante que inspirador. Una pieza especialmente sórdida dentro de un álbum ya aterrador. [Giles Corey, 2011]


Clan of Xymox – There’s No Tomorrow // El centro temático de esta canción es algo muy simple y muy apocalíptico: todo termina, la resistencia es inútil. "Awakened in the dark, there's no tomorrow." El centro musical, sin embargo, es un rave apoteósico de esos que sólo los 90's sabían ofrecer. Sobre la guitarra y voz góticas se planta una base sólida de teclados y percusiones electrónicos llevadas a un éxtasis. Bailar mientras alguien proclama el fin del mundo, o por lo menos del nuestro, como en aquella controvertida escena de Matrix: Reloaded. Sin duda habrá gente para la que el Fin del Mundo signifique librarse de todas las inhibiciones --vivir como nunca lo hicieron, hasta reventar, o hasta que el fuego los trague. Esta va para ellos. [Farewell, 2003]


Max Richter – On the Nature of Daylight // Pero no todos pueden recurrir a la liberación de los instintos  cuando llegue el Fin. Algunos, quizá los más, verán despertar una naturaleza melancólica, contemplativa. Extrañaran todo lo que el mundo alguna vez fue, incluso lo más natural, lo que nunca pensaron que podrían llegar a perder. Como la luz del sol. Puedo imaginar a mucha gente, demasiada, viendo al cielo con los ojos extraviados en reminiscencias inútiles, que sin embargo serán todo lo que les queda, en medio de estos violines quejumbrosos, iluminados, in crescendo. En cuanto a piezas instrumentales van, esta es requerida para nuestro último suspiro. [The Blue Notebooks, 2004]

The Antlers – Stairs to the Attic // Esta canción sólo trata del apocalipsis en el último verso, pero la letra entera es una parábola sobre la marcha humana por el mundo. Un buen día decidimos que tenemos un propósito, un objetivo, y comenzamos a caminar. La instrumentación, una guitarra rasgueada con calma, va creciendo junto con las imágenes del pequeño cuento que Peter Silberman narra con emoción desbordada. Y de pronto, llegamos al punto más alto de nuestra marcha. No podemos llegar más alto, sólo nos queda conocer la verdad. Y la verdad es que nuestros propósitos quizá no signifiquen tanto dentro de un universo colosal. "I'm smaller than the smallest fireball." Tal vez algo que muchos pensaremos. [In the Attic of the Universe, 2007]



Tom Waits, Earth Died
Screaming
Tom Waits – Earth Died Screaming // Por supuesto, el Fin llegará en un punto del tiempo en el cual, como siempre, no todos estaremos despiertos. "Well, the Earth died screaming / while I lay dreaming." En esta pista minimalista, de corte juguetón, Tom Waits narra con su característica voz aguardientosa los eventos que componen el Fin del Mundo: la caída de los cielos, la lluvia interminable, las plagas. Si bien la forma de recontar de Waits propicia más risas que otra cosa, sí nos da un buen cargamento de imaginería sobre el Fin. Y bueno, con más risas que otra cosa es como la mayoría de nosotros ha visto la profecía, hasta ahora. [Bone Machine, 1992]

UNKLE (feat. Ian Brown) – Lonely Soul // ¿Acaso es la soledad la única manera posible de enfrentarse a la muerte? Lo es si hemos de creerle a este himno trip-hop de James Labelle y DJ Shadow, puesto en la voz de Ian Brown. "There's no secret to living / Just keep on walking. / There's no secret to dying / Just keep on flying." Tan natural como eso, pero el mundo no es un lugar amable, y a menudo te hace enfrentar ese destino sin nadie la lado, o bien tras haber vivido una vida mediocre. Sobre la base de sampleos, Brown aúlla acerca de esa desesperación: el desaparecer sin haber logrado algo para la posteridad. Otro enfoque sobre nuestra pequeñez intrínseca. Tan cortos quedamos que la canción parece terminar cuatro minutos antes de lo debido, y deja su lugar a una sección de cuerdas ominosa, oscura. Quizá debimos terminar de escribir ese libro o construir esa casa, pero ya no. Y moriremos en un sitio que no sabe nuestro nombre. [Psyence Fiction, 1998]

Shearwater – On the Death of the Waters // Esta trata sobre la premonición. Todos supimos que nuestros días sobre el planeta tendrían fin, pero subestimamos el poder de la naturaleza. Sin embargo, el momento se acerca, eso es una verdad incontrovertible, y se puede sentir desnuda sobre la piel en las noches frías, mientras uno mira al océano. El ciclo de nuestra Tierra parece inacabable, estático, pero no lo es. Un día, una noche, las aguas se revolverán extrañamente, y nuestro Fin comenzará con un impacto en la costa. "Your angel's on holiday / And that wave rises slowly and breaks." ¿Y cómo acompañarlo mejor que con ese clímax de trompetas y esa voz sutil, aquejada, que posee esta pista? Sólo es cuestión de esperar. [Rook, 2008]

Godspeed You! Black Emperor – The Dead Flag Blues // Hemos llegado a la que considero la quintaesencia del apocalipsis. GY!BE ha creado un poema oscuro, intrincado, de 16 minutos de duración, que captura todo el terror y vacío de Fin. La pista comienza con una narración escalofriante: "We're all trapped on the belly of this horrible machine / And the machine is bleeding to death." Se nos cuenta de el horizonte en llamas y de amores desesperanzados mientras una línea de violines sube, creando una melodía que se alargará por lo que parecen horas. Otros instrumentos entran y salen a libertad, sonando como zumbidos vagos. De pronto, estamos en una estación de tren. Se escucha la locomotora. El último viaje, acompañado de esos sonidos fantasmales que GY!BE gusta de invocar. Estamos unos minutos atrapados en el vacío de un pasaje drone, posiblemente el limbo entre vida y muerte, hasta que de la nada surge una línea de bajo funeraria. Se le une la guitarra, que pinta parajes desiertos y arenosos. Abandonados. La melodía suena como un vals, una despedida, una última cavilación antes del sueño eterno. Y tiene puntos brillantes, alegres. Y tiene puntos oscuros, caídas. Como la vida, y el planeta, y todo. "The Dead Flag Blues", y la obra de GY!BE en general, me recuerda a todo. Es un absoluto. Varias veces me he quedado dormido escuchando esta pista, pero no es porque me aburra, sino porque es la ideal para dejarse ir en la corriente del tiempo y morir tan sólo un poco. [F#A#∞, 1997]

Sigur Rós, Untitled 7.
Sigur Rós – Untitled 7 // ¿Por qué, si considero a "Dead Flag..." la quintaesencia del apocalipsis, cierro con otra canción? Porque si me dieran a elegir las últimas notas que resonaran en el mundo, en la historia, elegiría esta pista de Sigur Rós. "Dead Flag..." suena a despedida, es cierto, pero no cuenta con un momento de explosión, un bang que nos permita irnos como vivimos: con ímpetu, con fuego en el corazón. "Untitled 7", en cambio, evoluciona desde una misma melancolía lenta hasta el mayor cataclismo emocional que se pueda grabar sonoramente en el curso de sus 13 minutos. También ayuda que esté cantada en un idioma inventado: significa lo que cada uno quiera que signifique, y destruye las barreras culturales. En un principio están la voz y la sección rítmica enfrascados en un baile lento, se les van uniendo sonidos drone intercalados. Uno sabe que la voz se dirige a un lugar grande, pero cuando llega, el impacto es colosal. Ayudado por el ritmo lento, que recuerda al paso de un titan sobre la tierra, Jónsi exhala la mayor emoción que le permite su registro vocal. Pero la ola cede. Volvemos al principio, y subimos de nuevo. Caemos, nos levantamos, marchamos. Y llegamos a un punto final, en el que todo se destruye y estalla maravillosamente, como sólo los mundos enteros saben estallar. No hay palabras que lo expresen, y Sigur Rós no las fuerza a hacerlo: prefieren que los sonidos se expresen por sí mismos, en un terremoto definitivo, inolvidable. "Untitled 7" es una reunión de las fuerzas naturales que nos dieron vida y pueden quitárnosla, concentrada del modo más devastador y hermoso posible para un par de oídos. Y si hemos de despedirnos, así quisiera que lo hiciéramos  Algún día. [ ( ) , 2002]



III

Pero mi lista, que dura más de dos horas y media, se queda corta. El Fin definitivo es algo que nos inquieta, como especie, hasta tal punto que no hemos escatimado fuerzas al tratar de expresarlo durante la historia. Sin duda habrá millones de canciones en el acerbo inacabable del universo humano que yo, con fuerzas limitadas, no he sabido invocar. Háganlo ustedes. El significado musical es un campo ambiguo, tan extenso, confuso e inaprensible como el lecho marino o las arenas que pueblan la Luna. Algunos encontrarán el apocalipsis exclusivamente en piezas antiguas, y encontrarán esta lista muy cerrada y novedosa, trabajo de un niño sin quehacer. Otros, adeptos a la música más popular, encontrarán mi compendio pretencioso, oscuro, obra de un elitista (igualmente sin quehacer). Pero éste no es El Playlist; es simplemente Un Playlist. 
El campo está libre para la exploración, y cualquier adición a la lista sería válida.


 Los invito a que hagan el ejercicio. Y si son más personas de otra especie de arte, también. Listas de películas, pinturas, fotografías. Ésto no por ocio o por demostración estéril de una afición, sino por un fin humanístico: preguntarse qué arte representaría mejor el Fin de la humanidad, o a la humanidad en general, si ésta tuviera en verdad los días contados. Nunca estará de más. Hacer cortes de caja artísticos es importante, puesto que nos lleva a evaluar el trabajo que hemos hecho como especie sobre este planeta. Y sí, quizá hemos matado pájaros dodo y contaminado ríos a más no poder. Eso es imperdonable. Pero no todo es malo, quizá. Tenemos el don de la expresión artística, y si bien esto no compensa nuestros defectos y desgracias, los hace un tanto más llevaderos. Los amortigua, haciendo un contrapeso, una ambivalencia entre bien y mal, que sugiero es parte infranqueable de la naturaleza humana. Es así, con claros y oscuros, con alegría y pena, con canciones pequeñas y canciones mastodónticas, como me gustaría que la imagen del hombre quedara grabada. Quizá el cosmos se digne en recordarnos, cuando el fuego nos haya abrasado. Quizá no. Pero depende de nosotros, sólo de nosotros, ahora, el que todo este trajín agridulce que llamamos vida no sea en vano. Y el arte, y la música, es parte inseparable de eso.


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