miércoles, 26 de septiembre de 2012

Souvenirs d'un Autre Monde


Alcest
(2008)
41 min.


I

Hay géneros que se toman demasiado en serio a sí mismos. Géneros que a menudo se niegan a convivir con otros, y quedan por ello relegados a un nicho, cual un invitado asocial en una fiesta. Uno de ellos —quizá el más representativo— es el black metal. ¿Cuántas historias no hemos oído sobre iglesias quemadas y cabras sacrificadas en su nombre? Es un género cuya fanaticada se precia con frecuencia, de ser “verdadera,” y eso significa que están dispuestos a conceder extremos de excentricidad a sus músicos con tal de tener una música pura y descontaminada de otros géneros. Al estar enraizado su origen tan hondo en la música folclórica escandinava, no es de extrañar que más de uno se volviera loco cuando en 2008 llegó un francés a cambiar las reglas del juego; y además hacerlo bien.

Muchos aferrados al black metal puro arguyen que el disco producido casi en solitario por Niege, (bajo el nombre de Alcest, para distinguirlo de sus demás proyectos) no pertenece a ningún lado. Es demasiado suave para ser metal, demasiado oscuro para ser dream pop, demasiado melódico para ser shoegaze. ¿Pero desde cuándo debe alguien preocuparse por tales etiquetas? ¿No sería mucho más loable aventurarse a lo sonoro atendiendo sólo a nuestros sentidos, y no a parámetros estrechos y enfermizos? En este caso, definitivamente, lo sería, ya que de otro modo le estaríamos negando la oportunidad a un álbum muy digno, e interesante hasta la medula.

viernes, 21 de septiembre de 2012

He Has Left Us Alone but Shafts of Light Sometimes Grace the Corner of our Rooms...



A Silver Mt. Zion
(2000)
47 min.

I

Llegué al universo de esta banda a la inversa de cómo suele hacerse: los conocí a ellos primero, y a Godspeed You! Black Emperor después. Para quién no conozca a ninguna de las dos, baste con decir que son colectivos canadienses (¿o uno solo?) de música post-rock en su mayoría instrumental, los cuales comparten muchos de sus miembros. Entre esos se encuentra, por supuesto, la mente maestra: Efrim Menuck, anarquista, genio, figura. Yo no sabía nada de eso, claro. Sólo me agradó el nombre de la banda, y me parece que los hallé buscando álbumes con títulos kilométricos. No me arrepiento; ellos han sido una de las experiencias más importantes de mi vida como escucha. No sólo han hecho música que me agrada, sino que me abrieron un mundo. ¿Y porque no?

Como averiguaría después, Godspeed se encarga de componer las piezas insondables, enormes, con crescendos de 10 minutos. Las piezas de Silver Mt. Zion, en cambio, rara vez pasan de esa duración. Son un lado accesible hacia el post-rock, pero no por esto uno fácil ni simplón. Requieren paciencia, pero (al menos en este álbum) no te piden ningún tipo de ideología ni tres horas de tu tiempo. Acaso por ello fueron tan buena puerta para que yo entrara al mundo de su género, y a la forma en que ellos lo manejan en particular: rudos, sombríos, circulares, sin concesiones, pero también casi sin defectos.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Brand New / Modest Mouse: claroscuros desolados


I

En ocasiones almacenamos nuestra música de acuerdo a tonos. Consideramos, por ejemplo, que The Cure debe escucharse en momentos azules. Consideramos que Pink Floyd es un aliciente para el pensamiento o la alucinación. Consideramos, por el contrario, que The Beach Boys deben ser reservados para tiempos de júbilo, de amor adolescente, de playa y desgarriate. Por lo general funciona. El problema es que en ocasiones este sistema ignora ciertas relaciones; instantes no premeditados en que se establecen similitudes —incluso influencias— entre músicos de distintos géneros y tonos.

Un ejemplo —el ejemplo que me hizo concebir la idea para este espacio— es la relación, si puede llamársele así, entre Brand New y Modest Mouse. El amado, odiado, y siempre citado portal Wikipedia tiene que decir lo siguiente sobre el estilo de Brand New, banda de Long Island comandada por Jesse Lacey:

Brand New a menudo se describe como rock alternativo, indie y emo, ya que comenzaron como una banda de pop punk antes de desarrollar su sonido. La banda comparte un fuerte interés por una amplia variedad de bandas, desde rock clásico como The Beach Boys, Squeeze y The Cars, hasta actos más contemporáneos como Lifetime, Foo Fighters, Sunny Day Real Estate, Neutral Milk Hotel, Kevin Devine, Built To Spill, Nirvana y Radiohead. El vocalista Jesse Lacey también es conocido por su afición a The Smiths y Morrissey.

No hay mención alguna de Isaac Brock y su tropa de músicos. Y no tendría que haberla, pues (aparte de los amplísimos e inútiles términos alternativo e indie) parecen no ser actos similares. Wikimusicguide.com nombra como principales influencias de estos veteranos originarios de Washington a Pavement Y Pixies. Los nombres no se repiten. Relaciones de influencia obvias entre ciertas bandas (Nirvana y Pixies, por ejemplo) pueden ser detectadas, pero el caso es que los grupos no se interconectan en la primera generación de sus ancestros. Dejando de lado estos datos, Brand New se considera casi siempre como una banda oscura, y Modest Mouse como una más juguetona. Decir esto es, claro, ignorar la atribulada vida del compositor Isaac Brock, pero eso es irrelevante en estos momentos. Lo que pesa es que Brand New y Modest Mouse no pertenecen al mismo tono en nuestras bibliotecas de iTunes.

Los álbumes que usaremos para construir estas líneas fortalecen esa tesis y en apariencia agrandan la brecha entre las bandas. Estos son The Devil & God are Raging Inside Me (2006) por parte de Brand New, y This is a Long Drive For Someone with Nothing to Think About (1996) de Modest Mouse. El primero —aunque segundo cronológicamente— tiene un tema preciso y apabullante: las luchas espirituales internas, las batallas que libramos diario contra demonios engendrados en nuestro interior. Diez años antes, por su parte, Brock presentaba al mundo un disco debut cuyo eje principal era (visible desde el título) el hastío y la dispersión. A lo largo de sus 11 pistas, que rebasan la hora de duración, uno puede sentir el paisaje vacío que aparece en la portada flotar ante los ojos. La música es lenta, acercándose por momentos a las atmósferas del post-rock. Las letras están subordinadas al ambiente. Entonces, ¿tenemos dos álbumes opuestos? Parecería serlo. Luego las cosas se ponen un poco extrañas.