I
En ocasiones almacenamos nuestra música de acuerdo a tonos. Consideramos, por ejemplo, que
The Cure debe escucharse en momentos azules. Consideramos que Pink Floyd es un
aliciente para el pensamiento o la alucinación. Consideramos, por el contrario,
que The Beach Boys deben ser reservados para tiempos de júbilo, de amor
adolescente, de playa y desgarriate. Por lo general funciona. El problema es
que en ocasiones este sistema ignora ciertas relaciones; instantes no
premeditados en que se establecen similitudes —incluso influencias— entre músicos
de distintos géneros y tonos.
Un ejemplo —el ejemplo que me hizo
concebir la idea para este espacio— es la relación, si puede llamársele así,
entre Brand New y Modest Mouse. El amado, odiado, y siempre citado portal
Wikipedia tiene que decir lo siguiente sobre el estilo de Brand New, banda de
Long Island comandada por Jesse Lacey:
Brand New a menudo se describe
como rock alternativo, indie y emo, ya que comenzaron como una banda de pop
punk antes de desarrollar su sonido. La banda comparte un fuerte interés por
una amplia variedad de bandas, desde rock clásico como The Beach Boys, Squeeze
y The Cars, hasta actos más contemporáneos como Lifetime, Foo Fighters, Sunny
Day Real Estate, Neutral Milk Hotel, Kevin Devine, Built To Spill, Nirvana y
Radiohead. El vocalista Jesse Lacey también es conocido por su afición a The
Smiths y Morrissey.
No hay mención alguna de
Isaac Brock y su tropa de músicos. Y no tendría que haberla, pues (aparte de
los amplísimos e inútiles términos alternativo
e indie) parecen no ser actos similares.
Wikimusicguide.com nombra como principales influencias de estos veteranos originarios
de Washington a Pavement Y Pixies. Los nombres no se repiten. Relaciones de
influencia obvias entre ciertas bandas (Nirvana y Pixies, por ejemplo) pueden
ser detectadas, pero el caso es que los grupos no se interconectan en la primera
generación de sus ancestros. Dejando de lado estos datos, Brand New se considera
casi siempre como una banda oscura, y Modest Mouse como una más juguetona.
Decir esto es, claro, ignorar la atribulada vida del compositor Isaac Brock,
pero eso es irrelevante en estos momentos. Lo que pesa es que Brand New y Modest
Mouse no pertenecen al mismo tono en
nuestras bibliotecas de iTunes.
Los álbumes que usaremos
para construir estas líneas fortalecen esa tesis y en apariencia agrandan la
brecha entre las bandas. Estos
son The Devil & God are Raging Inside
Me (2006) por parte de Brand New, y This
is a Long Drive For Someone with Nothing to Think About (1996) de Modest
Mouse. El primero —aunque segundo cronológicamente— tiene un tema
preciso y apabullante: las luchas espirituales internas, las batallas que
libramos diario contra demonios engendrados en nuestro interior. Diez años
antes, por su parte, Brock presentaba al mundo un disco debut cuyo eje
principal era (visible desde el título) el hastío y la dispersión. A lo largo
de sus 11 pistas, que rebasan la hora de duración, uno puede sentir el paisaje
vacío que aparece en la portada flotar ante los ojos. La música es lenta,
acercándose por momentos a las atmósferas del post-rock. Las letras están
subordinadas al ambiente. Entonces, ¿tenemos dos álbumes opuestos? Parecería
serlo. Luego las cosas se ponen un poco extrañas.
II
Brand New abre su álbum con una de las mayores odas al enojo escritas en la última década. “Sowing Season” es, por falta de un mejor termino y sin miedo a la equivocación, aplastante. Esto se logra tanto por la potencia lírica de Lacey, quien suelta frases que concentran todo el odio adolescente en unas cuantas líneas (“I’m just a man who knows how to feel/ I’m not your friend/ I’m not your lover/ I’m not your family”) mezcladas con el canónico poema If de Rudyard Kipling, como por el solidísimo acompañamiento de la banda, quienes estallan dentro de la canción en el momento del primer coro. Es esta estructura basada en claroscuros la que nos otorga una conexión insospechada.
Podemos encontrar algo muy parecido en la segunda pista del album de
Modest Mouse, “Breakthrough.” Incluso es evidente que ambas canciones comienzan
con una sección prácticamente a capella, con
el único acompañamiento de una guitarra escueta y callada en el fondo. “Breakthrough”
carece del tono lírico solemne de “Sowing Season”, pero lo compensa con poderío
musical y una representación bien lograda de la confusión. En efecto, ya en
este tipo de canciones podemos observar la inquietud epiléptica con que la
banda seguiría atacándonos y deleitándonos por los siguientes 15 años. Lo curioso es que
ambas pistas se encuentran temprano en el álbum, en una posición de privilegio,
y logran sus respectivos cometidos por medio de un marcado énfasis en el ataque
y retirada, el ruido y el silencio intercalados en pequeñas explosiones.
Otra comparación prudente puede encontrarse en las canciones más largas
de cada álbum —que a su vez son las pistas 5 de sus LP’s. “Beach Side Property”
comienza con una sección agresiva, con una línea de bajo irresistible, pero de
poco interés para esta comparación. Lo importante viene después. La canción
deviene hacia la calma, de la cual se forma un crescendo lento, con distintas
melodías, que dura alrededor de tres minutos. Es quizá en esta pista en donde
se siente con más fuerza el tedio y vacío que dan tema al álbum. La letra
expone, en términos difusos y no muy serios, un paisaje erosionado, y una
Tierra que está harta de nuestra explotación. Por su parte Brand New presenta
una pieza rica en crescendos, “Limousine (MS Rebridge).” De nuevo la banda de
Lacey justifica el lugar oscuro que se le reserva en el imaginario con una
historia increíblemente trágica sobre un accidente de tráfico. Es una
coincidencia lírica que ambas canciones usen la figura de olas erosionando una
playa, pero más allá de eso se nota en Brand New una voluntad imperiosa de
versatilidad, que de nuevo los conecta con los de Washington. Alrededor del
minuto 3, aparecen en una sección calmada de la canción (quizá el principio del
mayor crescendo) unas notas de guitarra disonantes muy similares a las
escuchadas a los 2:30 de “Beach Side Property.” Ambas bandas buscan, con ellas,
imponer una cierta cacofonía y desolación —parecida a la de una carretera gris
o un desierto crepuscular— antes de soltar las riendas al ruido, la catarsis de
la pieza, si bien a Modest Mouse le lleva más tiempo arribar a ella. Al final,
ambas canciones terminan en algo parecido al fade out, perdiéndose en la distancia como arena bajo las olas que
describen en sus letras.
Las guitarras y voces disonantes que tanto distinguen a Modest Mouse (remitirse
a clásicos de su discografía como “Float On” o “3rd Planet”) también aparecen
en la que muchos consideran piedra angular del álbum de Brand New: “Jesus.” Esta
vez no nos conducen a un crescendo, sino que forman parte integral del tejido
en la canción, ya que la música en esta ocasión es tranquila casi por los 5
minutos de la pista. Ésta
contiene el material lírico más profundo del LP:
Well Jesus Christ, I’m not scared to die
I’m a little bit scared of what comes after
Do I get the gold chariot?
Do I float through the ceiling?
Do I, divide, and fall apart?
'Cause my bright, is too sly, to hold back all my dark […]
Por tanto Lacey decide poner a la música en el asiento trasero y prescindir
de las explosiones impresionantes que coronaban los coros en “Sowing Season.” Esto
no lo hace una canción monótona, pues la melodía está llevada hasta sus últimas
consecuencias con mano experta, pero sí significa el acercarse a territorio de
lentitud y desolación. Es curioso que para lograr esto, Lacey no recurra a métodos
similares a los de bandas como las que cita como influencias. No encontramos en
“Jesus” el glamour acallado de Morrissey ni las melodías simples y formulistas
de Foo Fighters, sino el disonante encanto lo-fi de Modest Mouse; en particular
de la última canción realmente relevante de This
is a Long Drive…, “Talking Shit About a Pretty Sunset.” En esta pieza Brock
se deja ir como compositor, y abandona la ambigüedad de canciones como “Beach
Side Property” para mostrar pensamientos desnudos (“I claim I’m not excited
with my life anymore/ So I blame this town, this job, these friends, the truth
is it’s myself”) que no muestran menor agudeza de pensamiento que los de Lacey,
si bien omiten la presencia de una divinidad. Ambas pistas son lentas, se
apegan a una sola progresión melódica durante la mayor parte de su discurrir, y
terminan éste regresando a su tono original después de un breve clímax.
Dejaremos la comparación allí por cuestiones de espacio, pero siendo
ambos LP’s perfectamente disfrutables y dignos, sería interesante continuarla,
cosa que se puede hacer a modo de pasatiempo. Por lo pronto queda patente —o
por lo menos constante— que álbumes apartados y no comúnmente relacionados
logran metas similares —soledad, cuestionamiento moral— a través de métodos musicales
similares como la disonancia vocal y armónica o los claroscuros impredecibles.
También se nota, al escuchar, que ambas bandas están impulsadas por rabia
profunda, si bien expresada en modos líricos distintos. Probablemente ninguno
de nosotros tenga los medios para llegar hasta Jesse Lacey, y si los tuviésemos
no usaríamos ese valioso tiempo en preguntarle qué tanto ha escuchado la etapa
temprana de Modest Mouse. Es por eso que debemos, como escuchas, hacer este
tipo de conjeturas para generar un oído más crítico e informado, que no sólo
aprecie la música por lo que es, sino por cómo se relaciona con el mundo y la
cultura que tiene alrededor. Es esta la actitud que guiará este espacio por
tanto tiempo como deba existir; la de un escucha curioso, la de un pescador de
ideas en el aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario